¿Te gusta lo que te dice el arte? ¿O lo que apreciar el arte dice de ti?

Recientemente, tuve la oportunidad de visitar uno de los museos más famosos de arte, en donde se tiene expuesta la obra más conocida de Vincent Van Gogh: La noche estrellada.

Cuando llegué a la sala que contiene la obra, me encontré ante una multitud de gente que se apretaba, unos contra otros, como cardumen nadando en el mar, tratando de acercarse a la pintura. Antes de saber bien cómo actuar, observé aquella dinámica por unos segundos; filas, presión, paso apresurado. Fue muy sorpresivo para mí, el darme cuenta que cuando las personas llegaban al frente y podían mirar la pintura en primera fila, lo que realmente hacían, era darle la espalda y posar para una fotografía. La gente se formaba, no para mirar la obra, sino para tener evidencia de haber estado en la misma sala que ella.

Al salir del museo, no podía dejar de reflexionar sobre lo incoherente y extraña que me parecía la situación. Me preguntaba qué ganaba yo con una foto mía frente a la noche estrellada, qué creíamos todos que eso decía de nosotros. Sentí coraje por nuestra superficialidad, que nos robaba la oportunidad de conectar íntimamente con el presente y nos situaba en el futuro, lejos de nosotros mismos, en el momento en que mostremos esas fotografías, cuando las hagamos públicas, cuando el otro, tenga entonces, una opinión de nosotros al verlas, y podamos jactarnos de ser profundos e intelectuales cuando hemos actuado radicalmente distinto a ello.

Me pregunté si lo disfruté realmente y la verdad es que no. Que hubiera preferido que otros y yo paseáramos en esa sala admirando lo que nos rodeaba, compartiendo un mismo espacio, turnándonos para mirarla de frente, haciéndonos a un lado cuando alguien nuevo quisiera observarla con detenimiento, permitiéndonos a nosotros mismos y a otros, contemplar y asombrarnos. Porque lo que verdaderamente disfruto del arte es la conversación que tengo conmigo misma mientras observo con calma, la que imagino con el autor de la obra (Aunque probablemente no entienda nada de lo que verdaderamente quiso decir), y la construida con los demás cuando compartimos ideas y comentarios.

Así que hoy te pregunto ¿A ti te gusta lo que te dice el arte o lo que crees que apreciarlo dice de ti? Y si no eres una persona de museos, te invito a preguntarte ¿Cuánto disfrutas realmente de las cosas que dices disfrutar? ¿Lo seguirías haciendo si nadie te viera?